Se pasa los dedos por la cabeza, apoyándola finalmente entre sus manos.
_ Esta musa mía que sigue sin aparecer. – dice pensativo
Las ojeras se han acentuado , pues no ha podido conciliar el sueño y se acerca el amanecer.
Se mueve ligeramente en el asiento y bosteza, estirándose cuan largo es. Pestañea varias veces apoyándose en el respaldar.
Poco a poco, sus ojos se cierran y Dorildo queda profundamente dormido…
“Levanta rápidamente la cabeza del buró .Se estruja los ojos y se pone de pie .Pero increíblemente desconoce el lugar.
¿Dónde está? La habitación ha cambiado.
Siente una voz que tararea la melodía que se escucha por el equipo de audio
De momento, Dorildo no comprende lo que está sucediendo sin embargo, la curiosidad le hace caminar despacio unos pasos... entonces la ve.
Un aro de luz rodea la modernísima figura que viene y va , vestida de pantalón y playera . Su larga y sedosa cabellera negra en la que se impregnan pequeñitas y brillantes estrellas plateadas está cubierta por un deportivo sombrero de paja .
La musa baila mientras prepara su equipaje , el que coloca cuidadosamente dentro de la mochila de coral que esta encima de su cama .
Una ¡blanquisisima ! concha anacarada que le regalo’ su tío , el Rey del mar.
_ ¡ Ay ¡ - se vuelve al sentir un ruido a sus espaldas - Me asustaste Dorildo! ¿Por qué no tocas antes de entrar?
_ Se supone que estoy en mi propia habitación , ¿ o no?
Duda ya no tan seguro.
La musa le mira un ratito directo a los ojos y sonríe.
_ ¿Qué te trae por aquí?
_ ¡Y todavía me preguntas!- responde asombrado - Tu y yo tenemos un compromiso que está a punto de incumplirse por tu causa
_ Uhmm... ¡eso! Pues siento decirle señor Dorildo, que no es tan así.
_ ¿Ah no...?
_ No. ¿Y sabes por qué?
Dorildo mueve repetidamente la cabeza en forma negativa
_ Porque estoy cansada de tu indisciplina
_ ¿! Yo indisciplinado!?
_ ¡Y comodón! Te pasas todo el tiempo haciendo ejercicios y te has olvidado de estudiar, de leer para actualizarte y quieres que yo haga tu trabajo. ¡Ju’!
Y verdaderamente molesta se cruza de brazos, girando la cabeza hacia el otro lado.
Dorildo comienza a sentirse culpable de algo que aun no tiene muy claro, pero lo que menos desea es ver a su musa de la inspiración disgustada con él.
_ Pero musita...
_ ¡De musita nada ¡ A ver, desde que Eufracia habló contigo ¿te has esforzado en escribir una nota siquiera en el pentagrama?
Dorildo avergonzado, niega con la cabeza.
Va descubriendo las razones por la que su musa esta’ bien brava.
_ ¿ Has investigado el tema, para saber que reflejar en la letra?
Dorildo no hace más que negar.
_ Ya sabes que métrica o rima vas a usar?
Vuelve a negar
_ ¡ Me basta! – y de un tirón cierra la mochila colocándola en la espalda.
_ Musa... musita querida – se acerca preocupado - ¿a dónde tu vas?
_ ¡De vacaciones Dorildo! – lo quita del frente -Tu solito vas a hacer lo que tienes que hacer.
Dorildo esta asombradísimo ¡y tanto! Que se ha quedado con la boca abierta.
La musa da unos pasos y se vuelve.
_ Pero... para que no pienses que te abandoné del todo – le cierra la boca - Voy a regalarte algo.
Emana hacia el músico un rayo del color de las manzanas .
Entonces Dorildo comienza a ver en un bosque de espinacas a un leñador cortando ramas junto a un hada que es una cangurita.
Luego el hada le entrega un pedazo de esas ramas a dos mensajeros : un grillo y una rana ; los mismos que conversan con Eufracia en el jardín de la casa.
Para cuando el rayo de luz desaparece, las manos de Dorildo sostienen un trozo de rama similar al del hada .
_ Piensa en qué lo puedes convertir. La magia que posea el objeto que talles, brotará de tu corazón. ¡Adiós!”
_ ¡Puff ! Y desapareció, por arte y don de las musas - termino’ de contarle Dorildo -¿Qué le parece mi sueño?
_ ¿Qué me parece? Eufracia sabe muy bien lo que hace... ¡ y por que’ lo hace!
_ Por eso cuando le vi con el trozo de madera igual al de mi sueño…¡Todo estuvo claro !
_ La musa tenía mucha razón – dijo Hector poniéndose de pie - Cuando quieras hacer algo además de dedicarle tiempo necesitas ...
Hector coloca la silla en su lugar y regresa para contemplar admirado en lo que había transformado Dorildo con su trabajo, el rústico trozo de madera.
_ Se me ocurrió... que ya sabía lo que la musa quería decirme -sonríe- No hay nada más valioso para un artista, que el instrumento que usa para dar vida a su obra.
Y orgulloso, le mostraba a Hector un reluciente y bonito... ¡lápiz!
_ A este mágico lápiz , voy a ponerle la tinta ¡ de mi inspiración !
Para cuando Hector se retiro de la carpintería, ya Dorildo había escrito de un tirón más de la mitad de la letra.
Ahora estaba tratando de ponerle el ritmo adecuado, por eso los toques del Bongo’ no paraban de escucharse en toda la cuadra , sin embargo a nadie le molestaba porque los vecinos se habían acostumbrado a convivir con el artista .
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