Historia contada por el Tatara-nieto.
Resulta que Tato era un perrito sato ¡tan feo! que alguien sin escrúpulo y sin importarle el animalito, había abandonado en la calle a su suerte.
Andando de aquí para allá y de allá para acá, de norte a sur y de este a oeste, llegó a una granja donde vivían personas buenas que apenas le vieron, lo tomaron bajo su cuidado.
Pero Tato no era bien recibido por todos...
_ ¿Te das cuenta Orejas Largas?- estaba diciendo Puder - Ese... mequetrefe, no le pierde ni pie ni pisada a Pedritín.
_ Sucede que Tato, es un perro fiel - le defendió Gallina
_ ¡Bah! - respondió Orejas Largas - Para ser un perro fiel no hay que vivir detrás del amo.
_ A mí me cae muy bien- le miraba Gallina
_ ¡No - lo - soporto!- Casi grito Puder - Es tan... feo.
_ Pues a él no le importa. Según veo es feliz tal y como es - concluyo Gallina.
_ Si al menos tuviera mi hermoso pelambre - se lamió Puder
_ O un porte elegante como el mío- camino’ Orejas Largas, mostrando.
_ ¡Y pensar que tendremos que convivir con él! ¡Puaff!- desprecio’ Puder
_ ¡Eh...! - comenzó a molestarse Gallina
_ ¿Qué quiere señora?
_ El daño se lo hacen ustedes mismos, por no querer ver.
Lo que sucedía realmente era que en el fondo, tanto Puder como Orejas Largas estaban celosísimos de Tato porque este perrito con su forma gentil y educada, se había ganado la amistad y el cariño de muchos en aquella granja...
_ Pollito, pronto va a llover. ¿Vienes conmigo?- le dijo Tato al escuchar un trueno anunciando la tormenta que se avecinaba.
_Voy a picar un poco más de hierbitas y enseguida me voy.
Y como era de suponer Pollito olvidó la sugerencia de Tato y entretenido se alejaba cada vez más.
Al rato caía un gran aguacero y mamá gallina estaba desesperada porque los truenos cada vez eran más fuertes y la lluvia no aminoraba.
Entre un relámpago y el que le seguía, Gallina corría de un lado para otro gritando.
_ ¡Ay mi pollito... Ay mi hijito!... Alguien lo ha visto?
Los animales acomodados bajo techo, trataron de calmarle.
_ Pollito no es tonto, debe haberse guarecido en cualquier lugar- le dijo Puder
_ No se preocupe señora Gallina - le propuso Tato poniéndose de pie - Nosotros lo buscaremos...
_ Conmigo no cuentes – manifestó Puder - Si me cae toda esa agua encima...lo más seguro es que me ataque una pulmonía.
_ Yo, estoy demasiado viejo para esos trotes.
Y se dio la vuelta Orejas Largas, echándose nuevamente.
_ Entonces, iré yo solo- expreso Tato sin pensarlo dos veces
_ ¡Auxilio, auxilio...!
Se escucho’ a lo lejos.
_ ¿Qué sucede? – preguntaron asustados los animales
Orejas Largas se puso de pie y se acerco’ con paso elegante hasta la puerta.
Elevo’ primero su oreja derecha... no conforme, elevo’ entonces su oreja izquierda y quedo’ quieto... tan quieto como una vela.
_ ¡Pollito se resbalo’ en el canal!
En lo que Tato salió disparado rumbo al canal, Orejas Largas se limito’ a tratar de revivir a doña Gallina echándole aire con una de sus patas. Puder, decidió esperar el regreso de Tato en el establo para no perderse los detalles que se iban a anunciar como la última noticia acerca del rescate.
En tanto, el valiente animalito luchaba desesperadamente contra la corriente para salvar a su amigo.
Cuando mamá gallina volvió en sí, salió como loca a buscarles, .pero no tuvo que ir muy lejos porque Tato, ya venía de regreso con Pollito...
_ ¡Hijito...!
_ ¡Mamá!
Se abrazaron con fuerza mientras Tato, casi desmayado por el esfuerzo se echo’ ahí mismito, sobre la hierba mojada.
Estaba tan feliz y se sentía en paz consigo mismo porque hizo lo correcto, que no le molestaban las gotas de lluvia que caían como torrente sobre su cuerpo.
Mamá gallina no tenía palabras para expresarle al perrito su gratitud. Cuando dejó de llover, Puder y Orejas Largas llegaron...
_ Fuiste muy valiente ¡bravo por ti! - palmo’ Puder la cabeza del perrito.
_ De no ser por Tato - recalco’ Pollito - me hubiese ahogado.
_ Y por mí – reclamo’ Orejas Largas- Yo grite’ el aviso.
_ ¡Y yo cuidé de tu mamá mientras le duró el desmayo!- agrego’ Puder
_ ¿Y quién pensó en mi hijo?- pregunto’ bien enojada doña Gallina.
Nadie contesto’ pero todos miraron hacia el cansado Tato.
_ Voy a encender la leña de la estufa para que se acerquen y se calienten con el fuego...- Resplandecieron los ojos de los presentes: mama Gallina concluyo’: - ...aquellos que de verdad lo merecen.
Dieron la espalda y se marcharon con la cabeza baja y la cola entre las patas.
Tato, aquel perro para algunos requete muy feo, se ganó la admiración de todos y demostró con esta y muchas otras buenas acciones la grandeza de su corazón.
Desde ese día no hubo animal más lindo y querido en la granja.
Sus dueños, premiaron a Tato con la orden “Los Valientes” y sus descendientes portan la medalla que les acredita tal honor...
_... siempre y cuando fueran merecedores de la notoria distinción.
_ Entonces - afirmo Eufracia - ... tú no eres el “Tato” de la historia.
_ No, yo soy su tatara – nieto. Llevo con orgullo la medalla porque sigo su ejemplo y me lo he ganado.
0 comentarios:
Publicar un comentario