Una experiencia particular
“Llevaba horas dentro del mar intentando pescar ¿y los peces?¡Brillaban por su ausencia!
Cansado, comencé a cantar.
De pronto, sin ir más allá... el bote empezó a moverse de un lado para el otro a una velocidad vertiginosa…”
_ Que digo moverse ¡ aquello parecía un cachumbambé’! Y ¡Pum! Lo que menos esperaba. Salto’ del agua hacia arriiiiba y cuando decidió regresar fue a caer justo , dentro del bote ...
_ ¿Qué cosa Dorildo?
_ ¡Una pelota! ¿Ah no me creen? Pues es mejor que se vayan preparando para lo que viene después.
Tomo’ exageradamente aliento y luego continuo’
_Tuve que sujetarme con fuerza para no morirme del susto cuando apareció por un lado el delfín y por el otro... caballeros, nada más y nada menos que ¡ un tiburón!.
Los niños no se perdían una sola palabra de lo que contaba Dorildo.
_ ¡Increíble! Pero lo más asombroso era el motivo de la discusión.
_ ¿Y le entendías Dorildo? – pregunto Marla
_ Clarito, clarito.
“El tiburón se adelanto’ y metió casi la mitad del cuerpo en la barca para agarrar la pelota. El delfín trato de sujetarlo:
_ ¡Es mía ! ¡Devuélvemela!
_ ¡Es tuya ... pero me la llevo!
Y dio un aletazo saltando al agua perseguido por el delfín.”
_ ¿Se imaginan? ¡Un delfín y un tiburón jugando pelota! ¡Qué va! Esa aventura yo no me la podía perder. Así que tome una bocanada de aire y otra y otra... hasta llenar mis pulmones de oxigeno... y me lance’ contra las olas.
“Nadando y nadando hacia las profundidades llegue a una casita muy mona en el fondo del mar. Me asome por la ventana para ver si averiguaba algo y descubrí que allí vivían los delfines.
Mama Delfín trajinaba en la cocina y usaba un delantal tejido con algas. Su hijo estaba sentado a la mesa, esperando la cena.
_ No te preocupes Delfincito, vamos a hablar con Tiburoncito y veras como te devuelve la pelota.
_ Yo no voy a hablar con nadie. Me voy a esconder cerca de su casa y cuando salga, lo voy a agarrar así... y así.... y le voy a dar un piñazote de este tamaño y le voy a quitar la pelota.
_ Tu no harás nada de eso - mama Delfín se acerca sentándose a su lado - El actuó’ de esa manera porque no lo dejan jugar contigo.
_ No es mi culpa si la familia de los tiburones no son amigos de los delfines.
_ ¿Quién les ha dicho tal barbaridad?- exclamo asombradísima doña Delfina
_ Papa’ Tiburón
_ ¡Pues mañana sin falta voy a hablar con don Tiburcio! ”
_ Muchachos ¡menos mal que yo hago ejercicios y estoy en forma! Porque de otra manera ... ¡Que rápido nadan los delfines!
_ ¿Los perdiste de vista ?- pregunto’ José Pablo
_ ¡Que los voy a perder! Eso si tuve que apurarme mucho para llegar al jardín marino donde jugaba Tiburoncito y enterarme ¡de todo!
_ Entonces ¿ que siguió ?
“ Cuando Tiburoncito vio llegar a Delfincito con doña Delfina se volvió muy agresivo :
_ No importa que te acompañe tu mama’ ¡ no voy a dártela !
_ ¡Es mi pelota!
_ Niños , niños cálmense ¿bien? – se dirige a Tiburoncito - No pretendo quitarte la pelota. He traído a Delfincito para que jueguen los dos. Es más divertido.
_ Yo ... nunca he jugado con un delfín.
_ Pues ... será un buen momento para empezar - doña Delfina ve dudar a Tiburoncito - Yo se que Delfincito estará contento - se vuelve hacia su hijo- ¿Verdad que si?
_ Si mama’- sonríe – Ven conmigo – le dice a Tiburoncito
__ Vas a disfrutarlo ¡ y tanto! que después no querrás parar- le animo doña Delfina
Bajo el cuidado de mama Delfín , jugando y jugando se olvidaron del tiempo... hasta que papa Tiburón llego’ del trabajo.
_ Doña Delfina ¿ mi hijo juega con quien imagino? – pregunto enojado
_ Señor Tiburcio – contesta Delfina - Es hora de que usted y yo conversemos ...
_ ¡Un tiburón nada tiene que hablar con un delfín!
_ ¿Ah no? ¿ Y nuestros niños , que’? Se equivoca usted y mucho
_ ¡Pero no tiene en cuenta su inocencia! Mire lo feliz que son ¡Fíjese nada más!
Don Tiburcio levanta la mirada. Las risas alegres de Delfincito y Tiburoncito llega hasta ellos. Delfina toma la palabra.
_ Debemos poner fin a esta tragedia mal intencionada.
_ ¡Desde tiempos remotos ha sido así!
_ Pero nosotros somos vecinos, casi una familia... ¡Podemos cambiar y llevarnos bien ! ¿Qué le parece? ”
_ Aja’ ¿Y vamos a creer que estuviste tanto tiempo bajo del mar?
_ ¿Elianis eso que tiene? Lo importante es saber cómo termino la historia
Los demás apoyaron a Lázaro y Dorildo concluyo de esta manera.
_ ¡Si no lo veo , no lo creo! Delfina y don Tiburcio terminaron tomando refrescos de mangos en el jardín marino. Los niños jugaron tanto que rendidos por el cansancio se durmieron en las aletas de sus papas ya convencidos para siempre de que , en armonía ¡se vive mejor!
_ ¿ Y tú qué hiciste?
_ ¿Yo? Salir nadando hasta la superficie porque si me quedo un tantito mas... ¡me ahogo!
Ni que decir, tuvimos que echarnos a reír.
Entonces, como estábamos hablando de las experiencias personales, a Hector se le ocurrió contarnos una suya cuando él era animador de las Actividades Recreativas en el sector del Campismo y se fue de excursión con un grupo de... ¡habitantes del bosque!
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