Eufracia y el comando saltarín.
Eufracia abrió la pequeña gaveta de la mesita de noche para guardarlo y ¡Clic! Apago’ su lámpara metiéndose de un tirón entre las blancas sabanas:
_¡ Ahh ...! - bostezo’ la abuelita acomodándose plácidamente debajo de la colcha.
Cerro’ los ojos y en el silencio de la noche concentro’ su atención en el “Tic- toc, tic-toc, tic- toc” del reloj de madera.
Pero ... Allá en el “País de los cuentos”, dentro de una casita de caramelo situada en el manantial de los refrescos los aros de fresas que adornaban como lunares la cola de Wally , comenzaron a encenderse y apagarse igual que luces de semáforo.
El hada pego’ un salto al mismo tiempo que decía:
_ ¡Por las antenas de mi oruga , alguien necesita mi ayuda !
La oruguita despertó’ y dejando su capullo se estiro’ y estiro’ todo lo que pudo y las antenitas buscaron y buscaron hasta quedar muy rectas señalando hacia una dirección. Entonces Wally volvió’ a decir :
_ “Ojitos mágicos que todo ven, ¿harán lo que yo les diga?
¿Pueden llegar de noche o de día?
El hada Wally quiere saber”
Y los ojitos mágicos de la oruguita proyectaron los deseos de Eufracia.
Cuando termino’ la oruga regreso’ hecha un nudito al capullo que prendía del cuello del hada.
Wally pensó en la mejor manera de ayudarle, así que al aparecer centellante el brillo de los cristales de su brazalete de algas marinas, Wally prendió su intercomunicador de perlas y les dijo a Ranu’ y Chuchu-cha que requería de su presencia.
Exactamente a la hora cero, en el lugar donde insertan como manecilla de reloj los ejes que señalan hacia la realidad o la fantasía, en el preciso instante que coincidieron ambos tiempos, apareció Chuchu – cha por “El Túnel de las Idas y Venidas” tocando la melodía que los hizo cruzar el puente.
Y como otras veces, extendió la patita escalonada para que Ranu’ bajara de su espalda.
En lo que Don grillo guardo’ el violín mágico, Ranu’ se había adelantado para saludar a Tocororo antes de que este ocupara la plataforma y regresara a sus prácticas.
En un abrir y cerrar de ojos recorrieron el camino hasta la cama de Eufracia .
Y mientras más soplaba, mas lejos llegaba el polvo mágico que salía de su boca , de modo que la habitación comenzó a dar vueltas y vueltas y ¡Plum!
Como remolino de viento Eufracia con sabanas, colchas y todo salió por la ventana descendiendo blandamente .
Cuando el remolino dejo’ de ser un remolino , de la casa de campaña con una puerta verde y dos ventanas , salió Eufracia llevando entre sus manos una cámara fotográfica y una pequeña cámara de video .
En lo que yo pensé ‘que era una oficina , había mucha actividad, porque la cabina espacial equipada con los últimos adelantos de la ciencia y la técnica estaba ocupada por un número indeterminado de piojitos, vestidos de camuflaje con cascos y todo .
El operador registraba en la computadora las coordenadas recibidas desde el exterior a través del boqui- toqui.
El celular del capitán comenzó’ a timbrar.
_ Verano ... aquí invierno - respondió
_ Capitán , en estos momentos el radar ha captado otra señal- le escucho’ decir.
_ ¿Puede hacer que nos llegue ?
_ A sus órdenes.
El capitán indico’ que encendieran la pantalla central y Eufracia pudo ver lo que estaba sucediendo.
“_ Vamos Elianis, termina de jugar que la ducha te está esperando-le decía Yami
_ Pero mamá, ¿no podríamos dejarlo para mañana?
_ Imposible mi amor.
_ Por favor... – le suplica toda despeinada y sucia”
Eufracia no podía creer que la niña siendo tan estudiosa y ordenada con respecto a sus libros, sus juguetes y su ropa tuviera el mal hábito de querer pasar por alto su aseo personal; no le gustaba lavarse la cabeza ni bañarse.
Con razón el comando saltarín, en esos días, estaba tan agitado...
_Ubíqueme exactamente, el posible punto de aterrizaje
Dijo el capitán mientras extendía un mapa sobre la mesa.
El piojito que hacía de informante le marca con el compás.
_La base de datos refiere que esta niña, mantiene por muchos días un ambiente adecuado para que nosotros habitemos.
_ ¡Al fin! El momento esperado - exclama con alegría el capitán- ¿La Peine-Nave está lista ?
_¡Oh sí , mi capitán! Hace exactamente diez días que no lo limpia.
_ ¡Bravo, bravo! – exclamaban en la cabina
_ Y la invasión puede ampliarse porque la niña no solo utiliza su peine, sino el primero que se encuentre aunque pertenezca a otra persona - siguió informando el piojito - Lo cual nos beneficia enormemente.
_ Entonces, no hay más que hablar. Dígale a la tropa que esté preparada... Se incorpora el capitán dirigiéndose a la tripulación.
_Pronto aterrizaremos en nuestro nuevo hogar...
De manera que Eufracia tenía que actuar muy rápido para salvar a Elianis y su mama’.
Los saltarines tenían elaborado un plan y si no tomaba rápidamente las medidas pertinentes, el comando invasor se iba a apoderar de sus cabezas.
Así que, con mucho cuidado para que nadie me viera, me metí’ en el armario donde los piojitos guardaban los uniformes y fíjense que curioso ¡todos estaban muy bien planchados!
Parece que los piojitos mantienen muy limpios sus artículos personales.
Entonces bien confiada, tome’ de la percha uno que me sirviera y me vestí rápidamente infiltrándome entre los soldados, para participar junto con ellos en la operación “desembarco” .
Elianis entra al baño.
Disgustada mira el agua, vuelve la cabeza para ver dónde está su mama’. Se da cuenta que Yami no puede verla desde la cocina,
¿Y que’ hace la niña?
Pues mete las manitas dentro del agua y se moja la cabeza haciendo mucho ruido. Cuando termina, sonriente comienza a peinarse frente al espejo.
Entre los piojitos que saltan desde la Nave Peine, a la que pudiera ser ¡PERO NO ES! una olorosa cabellera, se encuentra Eufracia.
Me costaba andar en el bosque de pelos rubios, porque el churre y el sudor habían hecho una pasta podredumbre en el cráneo de la niña.
Si en ese momento hubiera traído conmigo los esquíes, podía deslizarme en la superficie craneana como si estuviera en la nieve y tal vez habría encontrado en la odisea cierta diversión.
O, me hubieran sido de mucha utilidad los dos zancos que deje’ en el Zaguán, para caminar de salto en salto como hacían los invasores y adelantar mucho más en el recorrido.
_ Paciencia Eufracia - decía mientras se hundía hasta las rodillas con cada paso que daba - Pronto vas a terminar ¡Caracoles!
Se detuvo unos minutos para sacar un pañuelo del bolsillo del pantalón y colocarlo alrededor de la nariz
_¡Que mal huele esta cabecita!
Y lo peor era que la abuelita debía cuidarse, tanto de los piojitos, para que no la descubrieran, como de las uñas requete sucias de Elianis y es que las dos manos ya no le alcanzaban a la niña para rascarse la cabeza.
“Desesperada, la picazón se le hacía insoportable.
Pasaba de un lugar a otro y se detenía frente al espejo, como buscando. Su mama’ le había dicho muchas veces lo que podía pasar y ella nunca le hacía caso.
De pronto le vio...
¡Un piojito se estaba deslizando por el pelo en dirección a su cara!
_ Mamaaa’... - grito’ asustada sin atreverse a mover.”
Yami le mostró a Elianis el filme y las fotos que Eufracia le había entregado.
La niña miraba con horror las imágenes grabadas en su cabeza sucia. Entre las dos le explicaron que eran esas las consecuencias por haberse descuidado.
La mamá de Elianis inmediatamente tomó serias medidas y la niña muy aplicada se dejaba hacer.
Comprendió que esos ¨visitantes¨ indeseables se debían a su falta de higiene...
Al comando de los piojitos saltarines, no les quedó más remedio que huir...
Entonces el remolino comenzó a formarse y Eufracia tuvo que correr para decir adiós y entrar a la tienda de campaña.
¡ Clic !
Se ilumino’ con una tenue luz la habitación de la abuelita.
Casi al unisono, desde su cama escucho’ por única vez a su Tocororo cantar el “Cucú” que anunciaba la una , de la madrugada.
“Exactamente una hora, después de la hora cero”, pensó al mismo tiempo que dijo :
_ Pero es, el preciso momento en que te vuelves a dormir, Eufracia.